Ir al contenido principal

De profesión, cazador de anacondas en Camerún


Cazar una pitón – de hasta seis metros de largo– es el trabajo cotidiano de estos cameruneses, que siguiendo el método tradicional de la tribu G'baya, se dedican a cazar anacondas con las manos. Sí, es increíble. Esta tribu originaria del África central ha desarrollado, a través de cientos de años, una técnica tan peligrosa como mortal: cazar pitones de hasta seis metros de largo, sin otra ayuda que sus propias manos. Y, la verdad parece que les funciona. Veamos en que consiste el método. 

Primero, hay que taparse el brazo con una piel antílope o cabra para mitigar el bocado de esta estranguladora, que llega a medir seis metros y es capaz de zamparse a casi cualquier animal que pase por esa región – incluidos humanos, porsupuesto–.

   Atención a la fina pielecilla que les sirve de protección para el mordisco de 
   una anaconda de pesadilla. 



Después, empieza la 'marcha': la técnica de los G'baya para cazar a estos 'monstruos' parece sencilla, pero es aterradora. Consiste en que uno de los pobres tipos a los que está encomendada la misión, tiene que encender unas ramitas y meterse de cabeza en el hoyo-madriguera de pitón en el que apenas cabe. Allí, abajo espera una gigantesca serpiente, protegiendo a sus huevos – construyen sus madrigueras para desovar–, que, evidentemente, y con mucho enfado, olerá inmediatamente al intruso en agujero. 


   Una vez allí dentro, estás jodido amigo. 


La serpiente percibirá inmediatamente el calor de las pequeñas ramitas crepitando que lleva el cazador – Ya podría llevar una antorcha pequeña – y en ese preciso instante sus miradas se encontrarán, igualándolos por completo. Ya no existirá la sociedad, ni la tecnología, solo dos seres antagónicos midiendo sus fuerzas y tanteando a su adversario, a la espera de dar el golpe fatal.


   El momento crucial: cara a cara, el hombre y la bestia. 

Aquí es donde viene el momento critico: el tipo tiene que mover el brazo como loco, para distraer a la serpiente y que le muerda en su extremidad en lugar de en la cara. Una mordedura en la jeta, sería muy mala cosa, ya que estos 'bichos' están equiparados de una mandíbulas terribles, que ejercen una presión colosal sobre su presa. Si pueden zamparse a un antílope o a otros bichos de la sabana, imagínate lo que pueden hacer con el brazo de un hombre. 

   Llegados a este punto,  el tema está muy, pero que muy chungo.
  
Sin embargo, es aquí donde se mide la verdadera habilidad del cazador de la tribu camerunesa de los G'baya, si consigue fintar rápidamente al reptil y conseguir  utilizar su brazo como barrera entre sus encarnizados dientes y su propio pellejo, puede que cumpla su misión con éxito. De lo contrario, se las verá muy negras para salir del hogar de la anaconda. 

 Afortunadamente, nuestro cazador parece 'perro viejo'.

Cuando la pitón haya mordido el 'anzuelo' el compañero del cazador que está arriba, le estirará, rápidamente y fuertemente de los pies, para evitar que el animal se enrosque entorno al valiente que se ha metido en el hoyo. Y, si todo sale bien, podrán volver a casa, con un espécimen que les proporcionará carne y pieles durante, esperemos, un buen tiempo. 

Así, debe dar gusto volver a casa después del trabajo.

Comentarios

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

10 leyendas amazónicas para atisbar el corazón de la gran selva

La selva amazónica respira como un gigantesco ser vivo. Un cuerpo antiguo y primigenio cuyos secretos se enroscan en la noche de los tiempos y fluyen a través de sus arterias fluviales. El ser humano es solo un invitado en la gran partitura de su misterio; y su razón una rendija desde la que tan solo se pueden otear sus misterios. Un rugido que recorre la historia de la Amazonia al ritmo de leyendas y mitos tan increíbles como los mismos parajes que tallan la mayor selva del mundo.

Comuna 13, donde el arte se convierte en el arma más poderosa

Una de las comunidades históricamente más peligrosa de Medellín y por ende del mundo entero, ha experimentado una brutal transformación como consecuencia de la entrada del arte social naturalista entre sus muros. En los años 80, la oscuridad del narcotráfico corrompió la ciudad y la Comuna 13 era el lugar ideal tanto como base de sus operaciones, como para esconder los restos, muchos de los cuales cadávares, que se desprendían de las mismas. Ahora, un grupo de jóvenes artistas están utilizando la naturaleza como arte para devolver la vida a un barrio diezmado por el conflicto armado y la pobreza.

El misterio de las anacondas gigantes

¿Y si las anacondas gigantes que poblaron las selvas latinoamericanas hace sesenta millones de años no se hubieran extinguido? ¿Y si ellas o una especie muy parecida siguiera viviendo en las profundidades del Amazonas? No se trata del guion de una peli de serie B de los 80, sino de una realidad documentada desde los años de la invasión española. La de unas de serpientes gigantes, que heredaron el mundo de los dinosaurios y todavía podrían permanecer en el nuestro.